domingo, diciembre 27, 2015

10 de hace 10: La tierra de los muertos (2005)

Nota explicativa: "10 de hace 10" es el nombre de una nueva sección en la que re-visitamos diez películas estrenadas hace diez años, en la esperanza de ver qué tan bien (o mal) han envejecido. La idea es que consigamos publicar estas diez entradas durante el 2015, año del décimo aniversario de Horas de oscuridad. La inspiración para este invento la tenéis aquí.


De las diez integrantes de este especial de aniversario, La tierra de los muertos (2005) era aquella a la que tenía más ganas de volver, y las tenía precisamente porque la decepción que originalmente me llevé durante su estreno se ha visto opacada por el bajón de calidad que han sufrido los posteriores trabajos de George Romero, quien se ha visto de repente acorralado por el cambio en los tiempos e incapaz de revivir aquello que causó con sus primeras películas. Esta, su cuarta cinta de zombis, contiene en muchos sentidos el germen de los problemas en los que más tarde ahondaría, y es una lástima porque independientemente de las expectativas que generó, lo cierto es que hay aquí una valiente continuación y una cinta muy coherente con aquello que ya venía tratando en su trilogía de zombis anterior.

El tema ya lo conocen todos: a pesar de que en ningún momento se vendió oficialmente como una secuela, La tierra de los muertos tiene lugar en un futuro post-apocalíptico por lo visto posterior a los eventos de El día de los muertos (1985), mostrando otros personajes humanos que viven protegidos en una ciudad donde no sólo han recreado algo parecido a la civilización humana antes de que los muertos se alzaran, sino que incluso han revivido la por lo visto recurrente división de clases entre los ricos viviendo cómodamente en un rascacielos dotado de todos los lujos y una gran masa de pobres que sobrevive como puede en las barriadas de la superficie. Todo esto se va al garete cuando un conflicto entre humanos lleva la seguridad del recinto a una situación límite, y por si fuera poco los zombis han comenzado a apilarse en las afueras de la ciudad dispuestos a llevar a cabo un ataque final. Es aquí donde reside la novedad de la película de Romero: en clara continuidad con la entrega anterior, esta vez los muertos han comenzado a desarrollar cierto grado de inteligencia y son capaces no sólo de aprender sino también de comunicarse y trabajar juntos de forma consciente, con lo que ahora representan una amenaza mucho mayor.

Esta continuidad temática en la que los muertos vivientes se van haciendo cada vez más listos es sin duda alguna lo más interesante de La tierra de los muertos, y aunque no me atrevería a decir que es una idea realmente novedosa, sí que está muy bien llevada a cabo con el equilibrio perfecto entre horror y comedia (el necesario protagonismo que se le da a los zombis hace imposible tomarlos completamente en serio). Como es habitual en el cine de Romero, el subtexto político de esta historia de zombis está muy marcado, en ocasiones demasiado ya que ciertos elementos son referencias tremendamente obvias de la era Bush en la que la película se estrenó, no sólo la división entre ricos y pobres sino también el muy evidente paralelismo del conflicto humano con la (todavía vigente) Guerra contra el Terrorismo, con un John Leguizamo (actor que siempre me ha encantado y que en esta película está genial) haciendo de un muy explícito alter-ego ficticio de Osama bin Laden. Esta intencionalidad política puede que se le atragante a muchos y a otros les parezca ingenua por lo obvia y poco sutil que es, pero está en perfecta coherencia con el desarrollo de las cintas anteriores y resalta la idea principal de que el verdadero conflicto de la trama se da siempre entre los vivos.

Otro punto en que la película me sorprendió fue en el apartado técnico: no recordaba por ejemplo que el maquillaje de los zombis fuera tan bueno (es la película de zombis de Romero con mayor presupuesto hasta la fecha) y los efectos gore están muy bien realizados por mucho que Tom Savini ya no esté al mando. El ambiente de la película está muy logrado a pesar de que sus locaciones no se explotan mucho, y al igual que ocurría en las entregas anteriores, Romero se encarga de hacer a los zombis distintos entre sí y muestra algunos bien diferenciados y recurrentes para recordarle siempre al público su anterior humanidad, algo que pocas veces se le reconoce y que se había dejado un poco de lado en otras cintas contemporáneas a esta como Resident Evil (2002) y el muy recomendable remake de El amanecer de los muertos (2004).

Entonces, ¿cuál es la conclusión? ¿Supera La tierra de los muertos la prueba proporcionada por esta espera de diez años? No exactamente. Ha tenido que pasar todo este tiempo para que le de una nueva apreciación y reconozca que, efectivamente, fui demasiado simplista en mi opinión inicial (la película, de hecho, recibió muy buenas críticas durante su estreno en su país de origen), pero aún así no me ha terminado de convencer. Y es que a pesar de tener una muy buena idea detrás y una factura técnica muy eficiente, Romero deja un poco de lado aquello que hacía especial su saga y trata de hacer una película más comercial abordando su criatura como una película de acción. Con un ritmo vertiginoso, todo en la película ocurre demasiado de prisa y no se profundiza ninguna de sus muy interesantes posibilidades tanto en la lucha de clases (grupo guerrillero incluido) como en la evolución zombi. Incluso personajes interesantes como el de John Leguizamo simplemente son abandonados y parecen renunciar a sus intenciones iniciales con demasiada facilidad. Eso y el criminal desaprovechamiento de Asia Argento hacen de esta una película un tanto superficial y definitivamente muy inferior a la trilogía que se había marcado Romero veinte años atrás. En esta ocasión no sabemos casi nada del mundo en el que transcurre la trama cuando en el pasado eso era algo a lo que se le dedicaba un tiempo y metraje que ahora se va en gratuitos enfrentamientos a tiros entre los muertos y los vivos. Al menos la sangre todavía no es digital.

Con todo y eso me alegra haber revisitado La tierra de los muertos y darme cuenta de que no era tan terrible como la recordaba (aunque sigue sin gustarme el final). La idea de la que parte es muy buena, pero sus excesivas concesiones a un tipo de cine en el que Romero no se mueve con comodidad terminan por pasarle factura y augurar los problemas que vendrían después. Lo cierto es que para 2005 ya el género zombi estaba siendo renovado con otras aportaciones más interesantes a las que hay que añadir otros trabajos posteriores no solamente en el cine sino también en la televisión como la serie The Walking Dead, que tomaría una clara inspiración en la saga romeriana y la exploraría de forma mucho más atractiva (dato curioso: el protagonista de esta película también llama a los zombis "caminantes"). Esta de la que hablamos hoy es interesante revisarla, pero me sigo pareciendo una entrega menor y muy desaprovechada, sin nada del impacto que causaron las tres anteriores, por mucho que diez años hayan matizado mi opinión inicial un poco.

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